Comprendo. Comprendo con que rapidez trasvasas sentimientos. Comprendo, comprendo que estaba equivocado. Comprendo. Comprendo que no te conocía. Comprendo. Comprendo que no sabía quien eras. Comprendo como lo has echo.
Que evades responsabilidades, en un cuerpo tan perfecto, hacer añicos un corazón. La ilusión de un niño, descalzos prados que has pisado, huellas difuntas que has dejado. Con que rapidez la escoba hace juego de un miedo que hace frente al tiempo y con que sutileza, con un engaño de tu belleza y una ofensa de un rostro que no hace más que apuntar a quien agredido.
Hoy me querías, mañana me das la espalda, comprendo fingir en el amor. Si comprensión es ver como cambias, entonces el tiempo hará dictamen de lo bien que te conocí. Como me engaño, como te justifico, como fijo mi mirada en ningún lugar. Como rebobinar hacia atrás. Con que traición ríes sin reír, hablas sin pensar, hieres sin sentir.
Siento ahora nublados mis ojos, y con que larga sonrisa veían una claridad absoluta. En un mundo, de tierra sin nadie.
Aún no entiendo nada, solo me vale alargar los días con una sonrisa pero tu verdad me asegura que todo fue mentira. Y en estos momentos, respiro tus mentiras fuertemente para que no salgan más, pues el placer que tuviste por sacarlas es el mismo por el que yo estoy pasando.
Sabía que la forma de hacer tus cosas no eran las más correctas, y el camino hasta a a ti serían espinas vestidas de rosa.
Es totalmente justo, yo lo dejo todo por ti, y tu me cambias por todo lo demás. Cambias una visión completamente entera, por una rota.
Pero ahora has rebasado la línea. Ya he comprendido suficiente, pues ahora lo único que quiero ver es tu espalda. Termina mi estupidez, por siempre mi indiferencia, ahora te regalo mi orgullo.

No hay comentarios:
Publicar un comentario