Después de decirnos adiós. Que con más rencor que un momento sin corazón. Varios pétalos de rosa en el aire vemos y con nubes ahora cargados de lluvia que descargan todos los besos que te debo. Pero no van a parar a ninguna parte.
El tiempo encierra toda tu figura que muy profundamente se adhiere en mi alma. Con más rechazo pero con mucho anhelo.
Las sombras sobre nosotros han caído, todo lo cubre mi habitación, la tarde se ha ido. Tardas en comprender, tardo en entender; una ceguera que ambos nos encierra. Tan simple cuando el sol no quiere ver la luna, pero sigue su trayectoria.
Con más arrugas que sueños se ha vuelto esta etapa, donde hay ganas, miedo y olvidos. Con calambres que simulan el reflejo de mi mente viéndote en todo momento lo que me decías, con silencios que encierran mis labios al querer pronunciar tu nombre.
Será el destino, que juega a juntarnos y un olvido que de tanto en tanto derrapa. Pero no dejes a mi vida con esperanza descargando a la mitad...
No quiero edificar ninguno de tus comentarios, he sido confiable siempre y sin embargo ahora soy un timador.
Es como si ahora otra persona quisiera salir de ti, y yo de mientras haciendo palanca al destino, sin saber tú querer, sin saber que pretendes en todo este camino.
Sin darme cuenta regresas a tú realidad, paro, me siento cercano a un río sin movimiento donde se puede ver reflejado tu rostro, pero cada vez que vuelvo ahí, mi vista ya no distingue, se me hace muy dificultoso verte cada vez que te comportas así.
Evoca toda mi ira sobre mi si quieres, tengo suficientes razones y mi orgullo sobre la luz guarda una sonrisa duradera al optimismo.
Sigue con tus planes mientras piensas que no estás pensándome que cada día estaré más seguro de no estar seguro.

No hay comentarios:
Publicar un comentario