Es de luna lo que hace ver, los reflejos cristalinos de tu
ser. Pero no hay ser más diminuto para
días tan grandes, fueron tuyos en la tierra cuando yo tenía hambre.
Luna es un
universo, quiso hacerse grande, interminable, numerable a los años que hoy conozco.
La palabra en un índice compartido de una ansiada caricia, unos labios carnosos
tocados por la música de la vida. Cuando ya todo ha aclarado se deja ver el
primer rayo de luz. No tan distante pero luna expectante al acontecimiento.
El
niño la mira: “ Luna no huyas “ y
respondió : “No te preocupes, yace de ojos abiertos, que yo voy a mantenerlos
cerrados.”- Yo no puedo verte en la oscuridad y me encuentro durmiendo, luna se
encuentra de día y con los ojos abiertos.
Esta extraña relación que hacen dos seres paralelos, de
energías tenues que se activan y pueden hacerte caer al suelo. Pero … esa es
la clave que entran en química, así pues te tengo más cerca, tu sitio es dormir
pero cerca mío cuando puedo verte con mis ojos, y el mío es cerrar los ojos y
sentir tu cabello rozándome.
Ya suena la música, andas cerca, levanto cabeza
con los ojos entornados, ¡ya siento la oscuridad! Y el niño se va de la mano. Entre
nubes y neblina, de brizna blanca en el aire suspiras. ¿Pero sabes qué? Todavía
no me pierdo, satelizaba tu voz, nos miramos a dúo, exótico deslunado que funde
nuestros cuerpos de lado a lado. Es el vaivén, entre el brillo-oscuro que calma
tu sed, y es este el eclipse que querías ver. Tú ves, yo veo se hace la tarde, tan
lunática como Dios sugirió y la fusión de los núcleos en una tarde nos llegó.

