Así es como lo relato, ni tu pena ni tu llanto en un futuro no muy lejano hará abrir el cuaderno pasado. Siéntate, lo más lejos de mi, acompañando y abrazando tu azar, porque lo necesitarás. Pues yo no quiero tus manos llenas de color, y todo lo que toqué se llenaba de Sol. No, esa es la antigua historia, la historia que quiere prescribir pero desecho con saliva de mi boca, que se llena con tu nombre, se deshace como el refugio de los ídolos caídos y de los cultos de mi memoria que caen vencidos.
Es el rito de los hábitos prohibidos, yo te detesto, mientras te olvido, yo te odio mientras mi noche cae en ceniza, desapareces fugazmente por el camino de la deriva. Medio apagada... esa es mi señal, yo siempre fui fuego y no la luz que yo soñé. Nada va a volver a ser en este mundo, no me devuelvas tu corazón ni un segundo, ni tu reflejo ahí arriba, ni el recuerdo de la amante posesiva.
Ya no hay decisión, si por ti o partir. Pues me quiero ir hacia otro lado que no sea tu costado y pienso y pienso sin cesar. Y mira que tuve viaje, pero sinceramente el paisaje no me acompañaba,
Ahora mismo no sé donde está mi camino, tampoco quiero que me lo muestres pues ya estás caída y yo volvería caer cuando yo quiero seguir ahí arriba. Por eso espero a la suerte que me ubique de nuevo, a saber guardar el momento, lo que rige el destino de algún modo, avanzar hacia un futuro y dejar que las malas historias se vayan hundiendo en el lodo.
