domingo, 15 de junio de 2014

Pueden ser tesoros pero a la vez muy pesados

Sé que hace mucho que ya me he ido, que es una mentira, pero ya no te sigo, y que no formo parte de esto pues ya he conseguido mi desvío. Yo he estado ahí, el panorama no cambia , las luces siguen siendo las mismas y las ocasiones que interrogan mi vida.
Son pensamientos que se esparcen como gotas en el agua, que evaporan el alma y hacen errar tus movimientos.

 Cuando te das cuenta ya han desaparecido, dejando el camino desnudo sin ninguna sombra, dejando distancia entre la distancia, mediante el miedo de los que jamás olvidan.


Recuerdo que recordar es vivir, cada corazón es señal de la vida y la capacidad que tiene para reflejarse en la memoria. Y se refleja de una manera tan imperceptible... que cuando ríe, sonrisa que se dibuja en cada sueño llega a ser cómplice de la alegría. 


No son immortales, solo ellos culminan lo finito de lo infinito con las palabras que quedan en la inexistencia más remota. 

Es por eso, gracias, soy un ser mortal. Nunca he pensado en permanecer repitiendo las mismas escenas en esta vida, ni la almohada es mi mejor consejera ni la noche es mi mejor amiga. Son los realismos, y las ficciones de los immortales que en cada causa, curso, relación y estancia traen el utensilio en un recuerdo vago. 

Pero prefiero abrir nuevos temas y una vez escritos jamás poderlos borrar. Y os preguntaréis porqué. Somos nosotros los que decidimos, los que trabajamos en el presente para construir nuestro futuro.

Nunca mueren pero no te asustes, siente el nutriente de nuestro presente y no se recuerdan esos días como tal, se recuerdan esos momentos. Es un sabor duradero que invade el paladar y hace balance de todas las horas, y has de saber diferenciar tomarlo como alimento pesado o como algo ligero ya que uno tiene que seguir su camino para mejorar el mismo.