lunes, 28 de enero de 2013

2 ojos puestos en ti

He llegado a tierra, impregnada se ha quedado el alma que cruzando las piernas ha tropezado en esta fina arena. Que dónde estás sino me preguntas, que dónde te encuentras si la mar se junta. Dónde estén tus ojos que abrazo tras abrazo y la mirada exigen el dueño de la imagen suya. Tras recordar no existen más que nombres, figuras, suspiros al aire que se mezclan con la humedad para dibujar cada una de las palabras que nunca llegaron a convertirse en acciones. 

 

He perdido la cuenta de mis deseos, mis días es un solo día para saber que estabas aquí. No fisicamente, pero perteneces a mi. A veces no quiero esperar más, espero que me sueñes, me desees, me extrañes, tanto como yo llego a extrañarte a ti. Quiero tenerte cerca, sentir el cáliz más vivo de ti. 

No me basta con imaginarte, mis labios tienen sed de ti y a veces paseo por dentro, pero no es igual que ayer, pues no te tenía y no pude salir de este presente.

 

Llevo un tiempo anclado, de un cuento aún no terminado, de un puerto que soporta tormentas, de un rostro que pide clemencia. Un susurro casi grito en un momento transcurrido en una distancia petrificada como cimiento. Y a veces olvidar, pues el olvido hay que olvidar, suma y resta cada sonrisa puesta en ti, cada parpadeo es un regalo que da un giro al mundo. No tengo una senda para ti, porque todas estas malas hierbas no me dejan avanzar, pero si tengo un camino hecho que solo el puro sentimiento de todo lo vivido ha dejado un yacimiento. 

 

 

No sé de que estará hecha tu piel, ni cuantos distintivos guarda y sé que sigues el corto aliento cada vez que escucho tu voz a la misma vez que alarga todo este tiempo. Pero todo tiene un nombre y las horas se han hecho un cúmulo inaudible. Callarlo no puedo, por ahora entiendo de fronteras pero no de imposibles. Entiendo de esperas pero no de limites, entiendo cuando soy yo y no me lo pides.